10
1Después de estas cosas, el Señor también señaló a otros setenta[586], y los envió de dos en dos delante de Él[587] a toda ciudad y lugar donde Él estaba por llegar.
2Entonces Jesús les dijo, «La cosecha es ciertamente abundante pero los trabajadores
son pocos. Recen al Señor de la cosecha para que pueda mandar
trabajadores a su cosecha.
3Vayan por sus caminos[588]. Los mando como ovejas entre lobos.
4No lleven bolso, ni billetera ni sandalias. No saluden a nadie
en el camino.
5En cualquier casa que entren, digan primero `La paz esté en esta
casa.´
6Si allí hay un hijo de la paz, tu paz descansará sobre él;
pero si no es así regresará a ti.
7Quédense en la misma casa, comiendo y tomando lo que les den,
pues el trabajador tiene derecho a su paga. No vayan de casa en casa.
8En cualquier ciudad que ustedes entren, y los reciban, coman
las cosas que se les ofrezcan.
9Sanen a los enfermos que allí estén, y díganles `El Reino de Dios
se ha acercado a ustedes.´
10Pero en toda ciudad que entren y no sean recibidos, vayan
a las calles y digan,
11`Hasta el polvo de su ciudad que se nos pega,
lo limpiamos para devolvérselo. Sin embargo sepan esto, que el
Reino de Dios se ha acercado a ustedes.
12Les digo, será más tolerable en ese día para Sodoma
que para esa ciudad.
13«¡Pobre de ti, Corazín! ¡Pobre de ti, Betsaida! Porque si
las obras poderosas que fueron hechas en ustedes se hubieran hecho en
Tiro y Sidón, ya se habrían arrepentido hace tiempo, sentándose
en sacos de penitencia y cenizas.
14Pero será más tolerable para Tiro y Sido en el juicio que para
ustedes.
15Ustedes, gente de Capernaum, que son exaltados al cielo,
serán arrojados al Hades.[589]
16Quien los escuche a ustedes, me escucha a mí, y quien los
rechace, me rechaza a mí. Quien me rechace a mí, rechaza a quien
me envió.»
17Los setenta volvieron con alegría diciendo, «Señor, ¡incluso los demonios nos obedecen en tu nombre!»
18Él les dijo, «Vi a Satanás cayendo como rayo del cielo. 19Observen, les doy autoridad para caminar entre serpientes y escorpiones, y sobre todo el poder del enemigo. Nada, en ninguna forma los herirá. 20Sin embargo, no se regocijen por esto, que los espíritus los obedezcan, sino alégrense porque sus nombres están escritos en el cielo.»
21En la misma hora Jesús se regocijó en el Espíritu Santo, y dijo, «Te agradezco, O Padre, Señor del cielo y de la tierra, que has ocultado estas cosas para el sabio y entendido, y las has revelado a los niños pequeños. Si, Padre, porque así estuvo bien ante tu vista.»
22Dirigiéndose a los discípulos, Él dijo, «Todo me ha sido enviado por mi Padre. Nadie sabe quien es el Hijo, excepto el Padre, ni quien el Padre es, excepto el Hijo, y a quien el Hijo desee revelárselo.»
23Volteándose a sus discípulos, les dijo en privado, «Benditos son los ojos que ven lo que ustedes ven, 24porque les digo, que muchos profetas y reyes deseaban ver lo que ustedes ven, y no lo vieron, y escuchar lo que ustedes escuchan y no lo escucharon.»
25He aquí, cierto maestro de la ley[590] se levantó y lo puso a prueba diciendo, «Maestro, ¿Qué debo hacer para heredar la vida eterna?»
26Él le dijo, «¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lo lees?»
27Él contestó, «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu fuerza, y toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo.»
28Jesús le dijo, «Has contestado correctamente. Haz eso y vivirás.»
29Pero él deseando justificarse, le preguntó a Jesús, «¿Quién es mi prójimo?»
30Jesús le contestó, «Cierto hombre iba de Jerusalén a Jericó, pero cayo entre ladrones, quienes lo despojaron y golpearon, y se fueron dejándolo medio muerto. 31Por casualidad cierto sacerdote estaba pasando por ese camino. Cuando lo vio, pasó por el otro lado. 32De la misma forma un Levita, cuando llegó al lugar, y lo vio, paso por el otro lado. 33Pero cierto Samaritano, mientras viajaba, llegó donde él estaba. Cuando lo vio, fue movido por la compasión, 34fue donde él, y vendó sus heridas, derramando aceite y vino. Lo puso sobre su propio burro[591], lo llevó a una posada, y lo cuidó. 35Al día siguiente, cuando se fue, tomó dos denarios, y se los dio al dueño de la posada, y le dijo `Cuídalo. Lo que tengas que gastar además de esto, te lo pagaré cuando regrese.´ 36¿Cuál de estos tres, piensas que pareció ser un prójimo del que cayo entre los ladrones?»
37Él contesto, «Aquel que le mostró compasión.»
Entonces Jesús le dijo, «Ve y haz lo mismo.»
38Ocurrió mientras iban por su camino, que Jesús entró a cierta villa, y cierta mujer llamada Marta lo recibió en su casa. 39Tenía una hermana llamada María, quien entonces se sentó a los pies de Jesús, y escuchó su palabra. 40Pero Marta estaba distraída, sirviendo muchas cosas, se acercó a Él y dijo, «Señor, ¿no te preocupa que mi hermana me deje sirviendo sola? Pídele entonces que me ayude.»
41Jesús le contestó, «Marta, Marta, estás ansiosa y preocupada por
muchas cosas,
42pero una cosa se necesita. María ha elegido la parte
buena, que no podrá ser alejada de ella.»
[586] Peshitta agrega `de sus discípulos,´ DieBibel y DiosHablaHoy dicen `setenta y dos.´
[587] literalmente, «antes de su rostro»
[588] Peshitta sólo dice `vayan.´
[589] Hades es la región más baja de la muerte, o infierno.
[591] WEB dice `animal,´ Peshitta dice `burro,´ DiosHablaHoy y DieBibel dicen `cabalgadura.´